Nuestro cuerpo está compuesto en un 90% por agua y el planeta por un 70%.
El agua es el elemento más receptivo de todos, capaz de memorizar información, es decir que es afectada por nuestros pensamientos y emociones.
El japonés Masaru Emoto sometió al agua a distintos experimentos, la etiqueto, le hablo, la bendijeron y esta se cristalizaba de distintas maneras. Sus cristales eran perfectos cuando le transmitía energías positivas y deformes cuando recibía información negativa.
Ahora, imagínense cómo nuestros pensamientos puede influir en nosotros y en los otros... depende de nosotros estar bien. Si quieres estar bien, lo estarás!
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