Iba por la calle Teatinos y ya algunas cuadras antes de intentar mezclarme con la multitud, se sentía una atmósfera alterada, entre ánimos y pimienta, la gente caminaba agitada tapándose la cara para no llorar por las lacrimógenas. Sin embargo, la fuerza de las más de 100.000 personas convocadas se sentía a kilómetros.
Lo que más me llamó la atención fue la dualidad del escenario: por un lado los eufóricos manifestantes y por el otro, La Moneda resguardada con rejas y miles de carabineros, donde todo estaba seguro y en paz. A pesar de todas las medidas que tomaron para que el monstruo que marchaba por la Alameda no irrumpiera en la casa de Gobierno, era inevitable darse cuenta que la energía y fuerza generada por la unión de todos era tan potente que casi quebraba sus vidrios, traspasaba sus paredes y tocaba a todos allí dentro. Imposible que los funcionarios de gobierno hayan podido trabajar tranquilos... Debe haber un cambio, después de esto, habrá un cambio...
Es impresionante como la unión de las personas por un objetivo común puede generar una fuerza, no necesariamente física, si no que energética que se propaga y se contagia...
Sabemos que este tema esta en boca de todos, que información hay mucha en los medios de comunicación, por lo mismo quisimos darle otro enfoque, que es la fuerza del ser humano, más aún si actúa en comunidad...
